Cuentos Literarios A R

• “Una colección de cuentos con realismo mágico, poesía y conciencia”

El Dragón Interior

Por: Arthur Rojas Cuentos Literarios

Capítulo I: La Marca del Despertar

Ryujin se miraba al espejo cada mañana con el mismo gesto de descontento. A los diecinueve años, su reflejo le devolvía lo que ella consideraba una imagen imperfecta: una joven que se sentía invisible, sin cualidades especiales, incapaz de atraer la atención de alguien que valiera la pena. Hija única y muy consentida, había desarrollado una relación tormentosa consigo misma, constantemente agobiada por pensamientos que la hundían en un pozo de insatisfacción.

“Nada me motiva”, se repetía mientras se preparaba para otro día igual que el anterior. En tres meses sería su cumpleaños número veinte, y la sola idea la deprimía más. Sus amigos parecían lejanos, su vida parecía estancada, y ella se sentía atrapada en una burbuja de autocompasión que no sabía cómo romper.

Fue durante una ducha rutinaria que todo comenzó. Al secarse, notó algo extraño cerca de su tobillo derecho: una marca oscura que se asemejaba a un mapa de algo indefinido. Se aplicó ungüento, pensando que era una irritación, pero no sentía picazón ni dolor. Era simplemente… diferente.

Los días pasaron y la marca comenzó a cambiar. No desaparecía; al contrario, parecía cobrar forma, definirse, crear curvas y líneas que formaban un patrón cada vez más complejo. Ryujin se encontraba observándola con fascinación creciente, como si su propia piel le estuviera contando una historia.

Capítulo II: La Voz del Dragón

El tercer día después de descubrir la marca, mientras se miraba al espejo después de la ducha, Ryujin sintió algo que nunca había experimentado antes. La marca, ahora claramente con forma de dragón primitivo, parecía… viva.

“¿Qué diablos es esto?”, murmuró, tocando suavemente la imagen. “No puede ser solo una mancha… tiene forma, como si fuera… ¿vivo?”

Y entonces escuchó una voz. No con los oídos, sino desde adentro, como un susurro que venía de lo más profundo de su ser: “Siempre he estado aquí, esperando que me vieras.”

“Genial, ahora estoy hablando con mi piel. Definitivamente necesito salir más”, se dijo, tratando de racionalizar lo que acababa de experimentar.

“No es locura. Es despertar”, continuó la voz, más clara ahora. “Llevas años durmiendo, pequeña.”

“¿Durmiendo? Estoy despierta todo el tiempo, preocupándome por todo…”

“Preocuparse no es estar despierta. Es estar atrapada en la jaula de tus propios miedos.”

Así comenzó una conversación que cambiaría su vida para siempre. El dragón de su piel se había convertido en su guía interior, en la voz de una sabiduría que siempre había poseído pero nunca había sabido escuchar.

Capítulo III: Confrontando la Sombra

Los días siguientes trajeron revelaciones dolorosas pero necesarias. Después de una discusión particularmente dura con su mejor amiga sobre su actitud perpetuamente negativa, Ryujin se encontró frente al espejo una vez más.

“Tiene razón, soy una pesimista de mierda. Siempre quejándome, siempre viendo lo malo…”

“¿Y qué hay de malo en reconocer tu sombra?”, le preguntó el dragón. “Jung diría que es el primer paso hacia la totalidad.”

“No sé quién es ese Jung, pero suena pretencioso.”

El dragón rió internamente. “Carl Jung, psiquiatra suizo. Pero no necesitas leer libros para entender lo que ya sabes: que has estado huyendo de partes de ti misma.”

“¿Como cuáles?”

“Tu enojo por sentirte invisible. Tu tristeza por no ser valorada. Tu rabia por depender tanto de la aprobación de otros. Estas emociones no son enemigas, son combustible para tu transformación.”

Ryujin sintió un nudo en la garganta. “Pero es que… me siento tan vacía. Como si no fuera suficiente.”

“El vacío es espacio para crecer. La insuficiencia es una ilusión. Eres un universo completo, pero has estado mirando solo una estrella apagada.”

Capítulo IV: El Poder de la Gratitud

El proceso no fue fácil. Hubo días en los que Ryujin se resistía a las enseñanzas del dragón, días en los que prefería sumergirse en su familiar melancolía. Pero el dragón era persistente, amoroso en su firmeza.

Una tarde, especialmente deprimida después de ver en redes sociales cómo todos parecían tener vidas más interesantes que la suya, el dragón le propuso un ejercicio simple.

“Enumera tres cosas que tienes en este momento.”

“Eso es estúpido.”

“Hazlo.”

Ryujin suspiró. “Tengo… un techo. Comida. Mis padres que me aman, aunque no lo demuestre.”

“¿Ves? No necesitas buscar en el exterior. El tesoro está aquí, ahora.”

“Pero no se siente como un tesoro. Se siente… normal.”

“Lo normal es extraordinario cuando dejas de darlo por sentado. Cada respiración es un milagro que no pediste pero recibiste. Cada día despierto es una oportunidad que no prometiste pero obtuviste.”

Gradualmente, Ryujin comenzó a entender. La gratitud no era un concepto abstracto, sino una práctica diaria que transformaba su percepción de la realidad.

Capítulo V: El Arte del Desapego

Una de las lecciones más difíciles llegó cuando Ryujin descubrió, a través de redes sociales, que sus amigos habían salido sin invitarla. El dolor familiar de la exclusión la golpeó como una ola.

“¿Por qué no me invitaron? Pensé que éramos amigas…”

“¿Su presencia o ausencia cambia quién eres tú?”, le preguntó el dragón con suavidad.

“Pero me siento excluida, rechazada…”

“Sientes, pero no eres el sentimiento. Eres la observadora del sentimiento.”

“No entiendo la diferencia.”

“Tú eres el cielo, las emociones son las nubes. Las nubes pasan, el cielo permanece. Cuando te identificas con las nubes, sufres. Cuando te reconoces como el cielo, simplemente observas.”

Esta enseñanza se convirtió en una de las más poderosas. Ryujin aprendió a observar sus emociones sin ser consumida por ellas, a encontrar su centro independientemente de las circunstancias externas.

Capítulo VI: El Amor Verdadero

El tema del amor romántico surgió cuando Ryujin se encontró pensando en un chico que le gustaba pero con quien nunca se atrevía a hablar.

“¿Y si me rechaza? ¿Y si piensa que soy rara?”

“¿Y si el rechazo es protección? ¿Y si la persona correcta es aquella que ve tu rareza como belleza?”

“Pero necesito sentirme amada…”

“Ahí está el problema. ‘Necesitas’. El amor que necesitas desesperadamente es el amor que repeles. El amor que ofreces desde la completud es el amor que atrae.”

“¿Cómo puedo sentirme completa si nunca he tenido pareja?”

“Una pareja no completa, complementa. Dos mitades no hacen un todo sano, hacen una dependencia. Dos todos crean algo extraordinario.”

Capítulo VII: Memento Mori

La lección más profunda llegó de manera inesperada. Ryujin se enteró de que una conocida de su edad había tenido un accidente grave. La noticia la golpeó como un rayo de claridad.

“Podría ser yo. Podría morir mañana y… ¿qué habría hecho con mi vida?”

“Finalmente haces la pregunta correcta”, respondió el dragón.

“Me he pasado tanto tiempo preocupándome por lo que otros piensan, por lo que no tengo… que he olvidado vivir.”

“La muerte es la maestra más honesta. No te deja mentirte sobre lo que realmente importa.”

“Tengo miedo de que sea demasiado tarde.”

“Tienes 19 años. La vida apenas comienza. Pero aunque tuvieras 90, nunca es demasiado tarde para ser quien realmente eres.”

“¿Y quién soy realmente?”

“Eso lo descubres viviendo, no pensando. Eres la que toma decisiones valientes incluso con miedo. Eres la que agradece incluso en la dificultad. Eres la que ama sin garantías. Eres el dragón que siempre ha estado aquí, esperando volar.”

Capítulo VIII: La Integración

Después de semanas de conversaciones internas, transformaciones graduales y pequeños cambios diarios, Ryujin se encontró frente al espejo una mañana diferente. La marca del dragón ahora era claramente visible y, para su sorpresa, hermosa.

“Ya no me das miedo”, le dijo a su reflejo.

“Nunca debí darte miedo. Soy tu fuerza.”

“Siento que estoy cambiando, pero no sé si mis amigos lo entienden.”

“Los que son para ti se quedarán. Los que no, te han dado el regalo de mostrarte quién eres cuando no tienes que actuar para agradar.”

“¿Y si me quedo sola?”

“Nunca estarás sola. Tienes la compañía más importante: la tuya propia. Y desde esa solidez, atraerás a quienes resuenen con tu autenticidad.”

“Me siento… diferente. Más fuerte.”

“Te sientes como siempre fuiste, solo que ahora lo recuerdas. El dragón no era algo que necesitabas encontrar, era algo que necesitabas recordar que ya eras.”

Capítulo IX: La Celebración de la Transformación

El día de su vigésimo cumpleaños llegó de manera muy diferente a como Ryujin había imaginado meses atrás. En lugar de drenar el día con ansiedad y expectativas, se despertó con una sensación de paz y gratitud.

Sus amigos notaron el cambio inmediatamente cuando se reunieron en el restaurante para celebrar.

“¡Ryujin! ¡Feliz cumpleaños! Te ves… diferente. Como más tranquila”, le dijo Mía al verla llegar.

“Gracias, Mía. Me siento bien”, respondió Ryujin con una sonrisa genuina.

Cuando Carlos sugirió pedir bebidas caras para celebrar, Ryujin respondió con naturalidad: “Está bien si quieren pedirlas, pero yo voy a tomar algo simple. No necesito nada especial para sentirme especial.”

Sus amigos intercambiaron miradas de sorpresa. Esta no era la Ryujin que conocían, siempre buscando validación externa y tratando de impresionar.

La primera prueba real de su transformación llegó cuando el mesero se equivocó con el pedido. En el pasado, Ryujin habría hecho un drama, habría alzado la voz y habría arruinado el momento para todos.

En cambio, con calma le dijo al mesero: “Disculpe, creo que hubo una confusión con el pedido. No se preocupe, estas cosas pasan.”

“¿Tú eres Ryujin?”, preguntó Mía, sorprendida. “La Ryujin que conozco habría hecho un drama.”

Ryujin rió suavemente. “La misma, solo que ahora entiendo que enojarse no acelera la comida y sí arruina el momento.”

Capítulo X: La Prueba Final

La verdadera prueba de su transformación llegó de manera inesperada. Mientras disfrutaban de la cena, se escuchó una discusión acalorada en la mesa de al lado. Un joven se había levantado agresivamente, enfrentando a Carlos.

“¡Oye, idiota! ¡Esa era mi novia antes que tuya!”

Carlos también se levantó, defensivo: “¡No me hables así! ¡Y no es tu problema con quién esté ella ahora!”

Los amigos de Ryujin se pusieron nerviosos. “Ryujin, vámonos, esto se va a poner feo…”, murmuró Mía.

Pero Ryujin hizo algo que nadie esperaba. Se levantó calmadamente y caminó hacia ambos grupos.

“Disculpen, ¿puedo decir algo?”, preguntó con voz serena pero firme.

El chico agresivo la miró sorprendido por su tranquilidad. “¿Qué quieres?”

“Veo a dos personas que están dolidas”, comenzó Ryujin, mirando a ambos con compasión genuina. “Tú por algo que perdiste, y tú por algo que sientes amenazado. Pero pelear aquí no va a sanar el dolor de nadie, solo va a crear más.”

“Ryujin, no te metas…”, murmuró Carlos.

“No me estoy metiendo, estoy ofreciendo una perspectiva”, respondió con suavidad pero determinación. Dirigiéndose al chico de la otra mesa, continuó: “Lo que pasó entre ustedes ya pasó. Aferrarse a eso es como beber veneno esperando que el otro se enferme.”

El joven bajó un poco la guardia, visiblemente afectado por sus palabras.

“Duele, lo sé”, continuó Ryujin con compasión genuina. “Pero tu valor como persona no depende de a quién ella elija amar ahora. Y definitivamente no se demuestra con los puños.”

Un silencio profundo cayó sobre ambas mesas. Internamente, Ryujin sintió la presencia aprobatoria del dragón: “Mira cómo tu calma desarma la tormenta de otros.”

“Los dos merecen ser felices. Los dos merecen amor”, continuó dirigiéndose a ambos jóvenes. “Pero no así. No desde el enojo. ¿Qué tal si cada uno sigue su camino en paz?”

El chico de la otra mesa bajó completamente las manos, visiblemente conmovido por las palabras de Ryujin. Después de un momento, murmuró: “Tienes razón. Perdón.” Y dirigiéndose a Carlos: “Perdón, hermano.”

Carlos, también tocado por la sabiduría de su amiga, extendió la mano. “No hay problema, todos hemos estado ahí.”

Los jóvenes se dieron la mano y cada uno regresó a su mesa. Ryujin volvió a la suya, donde todos la miraban con asombro.

“¿Cómo hiciste eso?”, preguntó Mía con admiración.

“Estaban a punto de romperse la cara y tú… los calmaste”, añadió Sofía, incrédula.

“Solo les recordé que debajo de la ira hay dolor, y debajo del dolor, hay seres humanos que merecen compasión”, respondió Ryujin con sencillez.

“Ryu, eres increíble. Has cambiado tanto…”, dijo Carlos, visiblemente emocionado.

Ryujin tocó discretamente la zona donde estaba su dragón, sonriendo con una sabiduría que ya no la sorprendía. “No he cambiado. Solo recordé quién siempre fui.”

En su interior, el dragón habló por última vez, con orgullo paternal: “Y ahora, pequeña dragón, vuela.”

Epílogo: La Sabiduría del Dragón

Ryujin alzó su copa de agua, mirando a sus amigos con gratitud genuina. En ese momento, supo que había algo importante que compartir, no solo con ellos, sino con el mundo.

“La verdadera fuerza no está en vencer a otros, sino en conquistar la paz dentro de uno mismo. Porque cuando encuentras esa paz, naturalmente la compartes con el mundo.”

Sus amigos brindaron, pero Ryujin sabía que el verdadero brindis era interno: por la mujer que se había permitido ser, por el dragón que siempre estuvo ahí esperando ser reconocido, y por todos los días que vendrían vividos desde la autenticidad y la sabiduría del corazón.

El dragón de su tobillo ya no era solo una marca en su piel. Era el símbolo de su transformación, la representación física de una verdad que había aprendido a lo largo de esos dos meses intensos: que la verdadera fuerza siempre había estado dentro de ella, esperando el momento adecuado para emerger.

Cuando llegó a casa esa noche, Ryujin se miró una última vez al espejo. La marca del dragón brillaba suavemente bajo la luz de su habitación, como si fuera una joya incrustada en su piel. Ya no necesitaba las conversaciones internas; había integrado completamente las enseñanzas. El dragón había cumplido su propósito.

Sonrió a su reflejo, sabiendo que cada día que venía sería una oportunidad para aplicar lo aprendido, para ser la mejor versión de sí misma, no para impresionar a otros, sino porque había recordado su valor intrínseco.

El dragón interior había despertado, y con él, la verdadera Ryujin había nacido.


FIN

“En cada persona vive un dragón dormido, esperando el momento adecuado para recordarnos quiénes realmente somos. No necesitamos buscarlo fuera; solo necesitamos tener el valor de mirarnos al espejo y escuchar su voz.”

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